En este invierno, tan invierno, en este tiempo de muerte, de fin de las cosas, esperando que llegue la primavera, y que con los primeros rayos de sol caliente, las cosas empiezan otra vez a brotar. Es momento de pensar en las cosas hechas, y ver si realmente compensó o no los sacrificios.
Hace mucho tiempo, en otro día lluvioso de invierno, tomando una cerveza con un amigo, y hablando de los amores truncados, le decía que aunque mil veces me jurase que no, me volvería a tirarme a la piscina. Hoy veinticuatro años después, vuelvo al mismo planteamiento, pero esta vez estoy solo, y lo peor de todo cansado.
Espera un fin de semana, lleno de morriña, viendo llover, y mirando como las gotas de agua corren, por el cristal, y pensando.... sobre otro vidrio mojado de cuando la vida te parecía una selva por descubrir...
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